Estamos en esta época de la vida en la
que perdemos a demasiada gente, en poco tiempo. No solo lo digo de forma
sentimental, de perder un amigo porque él o tú habéis cambiado. Sino de
perderles a ellos, a tus padres pero no padres, a aquellos que te han visto
crecer, que te han educado y cuidado tantas veces que ni Dios lleva la cuenta. Un
día te das cuenta de que la vida son dos días, y que a ellos tal vez ya no les
quede tanto. Que tú piensas en un futuro, tu futuro, y siempre esta hay pero y
si ¿y si no llegan hasta ese futuro?
Los abuelos
son los padres de los padres, los que te dan las lecciones más importantes con
las palabras más sencillas. Y tal vez demasiado tarde te das cuenta de que les
queda poco. Por eso ¡Reacciona! Ve corriendo a sentarte con ellos en el brasero
de su casa, deja que tu abuela te engorde a comida y que tu abuelo te relate
infinidad de veces las mismas historias de las que ya sabes el final. No
importa si te aburren, corta el teléfono y pasa tiempo con ellos, intenta
introducirlos en las tecnologías más modernas y déjate sentirte arropado por
ese cariño y calidez. Únicos porque los sentimientos que te provoquen tus
abuelos, nadie, nunca, te los va a poder dar.
Así que
quiérelos, cuídalos, sopórtalos, mímalos pero sobre todo vívelos, porque nunca
sabrás cuando desaparecerán de tu vida.
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