martes, 7 de julio de 2015

El desgaste del tiempo

Y cuando el trozo de lona vuelve a ser recuperado, tratado y cuidado, otras personas quieren que forme parte de sus vidas, que forme parte de algo que les cubra, una colcha tal vez.
Cuando llega el invierno y ese frió infernal se convierte en doloroso, en algo insoportable, necesitas que algo cálido te cobije, te cuide y te proteja de él. ¿Has pensado alguna vez en si lo fuerte que a veces tiras del edredón cuando te cubres, puede dañar sus tejidos? Poco a poco se desgastan por el uso, por el maltrato o incluso por la cantidad de veces que les intentamos coser los rotos o limpiar las manchas. Seguro que tampoco has pensado alguna vez ¿Por qué el tejido se vuelve áspero con el paso del tiempo? Porque el tiempo no solo cura los desperfectos, los envejece o simplemente los acomoda para que ya sean asimilados como naturales. Lo que ocurre es que a la misma vez, el tejido se hace fuerte, para poder cubrirte mejor del frió, pero a la misma vez poder evitar rotos y manchas.

Es entonces cuando decides que esa colcha ya no te sirve, ya no proporciona lo que anhelas y adquieres otra que tal vez no sea igual de cálida pero sirve para cobijar el frió de tu corazón. Coges la desgastada y vieja colcha y la guardas en el baúl, al igual que otras, dejando que el tiempo consuma sus tejidos.

lunes, 6 de julio de 2015

Motas de polvo

Somos simples motas de polvo, de aquellas que quedan en las esquinas de la estantería a las que no se puede llegar, y mucho menos eliminar fácilmente.
Me he llegado siempre a comparar con algo minúsculo, algo tan pequeño e insignificante que no podría dañar a un ser superior, si este me pisase.
Los árboles son necesarios para que podamos vivir, la raza humana, pero acaso nos preocupamos al arrancar sus hojas, de un futuro, de cómo podrá repercutir en el daño que causemos no solo en nosotros mismos, sino en el resto de personas.
Existen miles de universos, miles de galaxias, miles de personas, miles de historias, miles de lágrimas, miles de llantos, miles de sonrisa, miles de problemas… y así puedo seguir hasta que me quede sin aire para respirar. Pero el motivo principal de esta sucesión de miles es, si hay tantas cosas en, no solo en este mundo, ¿Qué nos hace a nosotros únicos? ¿Que nos hace a nosotros merecedores de pensar que nuestros problemas son más que los de cualquier otra persona? Te pasas noches llorando, sintiéndote mal, por haber perdido a gente o por haberte perdido a ti mismo y de repente ves una película, una noticia, lo que sea, que te hace pensar “¿Qué hago yo quejándome de mi vida?”. No sé a dónde quiero llegar con todo esto, solo quiero expresar que mis pensamientos no siguen una sucesión normal de realidades, que no me quiero todo el día, que un día me voy a mirar al espejo y sonreírme y otro día me voy a dar arcadas, que un día voy a querer vivirlo al máximo y darlo todo por alguien pero que al siguiente tal vez no voy a tener ganas de hablar, porque es mi vida, porque al igual que existan miles de personas en el mundo con problemas, para mi mis problemas son importantes, me da igual que alguien me diga, ”joder te quejas por todo” y que, acaso una mota de polvo no hace estornudar a es ser superior, pues tal vez mi problemas no sean los causantes de la Tercera Guerra Mundial, ni me esté preocupando por acabar con el hambre en el mundo.
Pero si ciertamente te pones a pensar, joder son tus problemas, para ti son importantes, y joder eres tu quien llora porque te duelen, no hay nadie en este mundo que tenga el poder de juzgarte por tus problemas, porque si tú quieres sentirte guapa, te vas a sentir, si quieres sentirte fea, te vas a sentir, si quieres llorar simplemente por una canción, te vas a echar a llorar.
No se cómo expresar que tal vez no sea la más adecuada, porque simplemente lo suelto todo, sin pensar, no dejo un filtro que diga, joder estas diciendo gilipolleces, porque me necesito a mí misma para seguir respirando, para seguir calmando el dolor que apacigua mi marea, para seguir luchando por mí, porque mis problemas son míos, y nunca voy a dejar de sentirme una mota de polvo en mitad de un mar de arena, pero tampoco voy a sentirme pisoteada por el ser superior, porque al igual que a mí me dolería ser utilizada para causar su estornudo, ese estornudo ya no sería una sola mota de polvo.

No quiero expresarme porque me da miedo que alguien pueda llegar a entender el fondo del mensaje, que alguien pueda decirme que me entiende, porque ni yo misma lo hago, porque el sonido de mi vida no va a dejar de molestarme por mucho que lo elimine o me refugie, porque a veces sigue a ahí, sonando, incordiando, molestando y causando heridas que son irreparables, pero no voy a dejar que esas heridas sigan supurando hasta que sean tan hondas que nadie pueda ver el fondo, voy a dejar que se curen porque necesito ayuda para hacerlo, y por mucho que asuste, necesito ayuda para luchar contra mi misma.