martes, 7 de julio de 2015

El desgaste del tiempo

Y cuando el trozo de lona vuelve a ser recuperado, tratado y cuidado, otras personas quieren que forme parte de sus vidas, que forme parte de algo que les cubra, una colcha tal vez.
Cuando llega el invierno y ese frió infernal se convierte en doloroso, en algo insoportable, necesitas que algo cálido te cobije, te cuide y te proteja de él. ¿Has pensado alguna vez en si lo fuerte que a veces tiras del edredón cuando te cubres, puede dañar sus tejidos? Poco a poco se desgastan por el uso, por el maltrato o incluso por la cantidad de veces que les intentamos coser los rotos o limpiar las manchas. Seguro que tampoco has pensado alguna vez ¿Por qué el tejido se vuelve áspero con el paso del tiempo? Porque el tiempo no solo cura los desperfectos, los envejece o simplemente los acomoda para que ya sean asimilados como naturales. Lo que ocurre es que a la misma vez, el tejido se hace fuerte, para poder cubrirte mejor del frió, pero a la misma vez poder evitar rotos y manchas.

Es entonces cuando decides que esa colcha ya no te sirve, ya no proporciona lo que anhelas y adquieres otra que tal vez no sea igual de cálida pero sirve para cobijar el frió de tu corazón. Coges la desgastada y vieja colcha y la guardas en el baúl, al igual que otras, dejando que el tiempo consuma sus tejidos.

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